Espirituosos, Aguardiente y Demonios.

Aquellos espirituosos que llegaron a América con la colonización, tienen una historia fascinante, más específicamente aquellos derivados de la Caña de Azúcar. La caña llega con Cristóbal colon en su segundo viaje, con los primeros cultivos se empezó a fabricar el aguardiente, que posteriormente se vería reflejado en Brasil con la cachaza, en centro américa con el ron, y en los países andinos como Colombia el aguardiente, este último era muy común perfumarlo con algunas especias como el anís estrellado, ya sea por gusto o por necesidad de mejorar el sabor de los destilados de mala calidad.

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Historia de los estancos de aguardiente.

En Colombia el aguardiente tuvo varias etapas importantes, una de ellas fue cuando luego de haber sido prohibido por muchos años, se decidió vender nuevamente pero ahora grabado con impuestos para sostener la corona española, por esta razón se implementa un modelo de establecimiento que lleva un nombre que aún en la actualidad usamos, Los Estancos. Estos eran establecimientos que estaban autorizados para vender mercancía como Tabaco o Aguardiente grabado con impuestos y podían ser arrendados o administrados por la colonia, con las ventas de estos productos se recolectaba hasta el 40% del presupuesto de la administración colonial, además el estanco de aguardiente fue creado también para reducir el consumo de chicha o guarapo que se consideraba insalubre y germen de delincuencia. Esto no fue de total agrado, muchos hacendados de tierra caliente, que producían sus destilados o fermentados artesanalmente fueron obligados a vender sus mieles de caña para la producción unilateral de aguardiente por parte de la corona y aliados, esto llevó a muchos productores a la ilegalidad y con ellos también estancos ilegales muy al estilo americano “Speakeasy” mucho tiempo antes de que se concibiera la idea de prohibición en estados unidos.

A partir de 1905 cuando se consolida la figura de los departamentos, el monopolio de los licores pasó a ser propiedad de estos, ya sea para explotar directamente dicho monopolio, para darlo en maquila o para explotarlo bajo alguna otra forma diferente, este es el modelo que se maneja hasta el día de hoy.

Pero en el país del realismo mágico teníamos que encontrar muchos mitos que son lienzos de realidades con pinceladas de fantasía, aquí va un relato de un español que escribió en su diario sobre uno de aquellos estancos clandestinos de la época:

“Aún recuerdo una de mis mejores Juergas, era finales del siglo XVII, acababa de llegar a Cartagena de Indias y me  encontré con la terrible noticia de que el Aguardiente de caña (bebida típica de la región) había sido prohibida por la corona Española. Salí a caminar y a pensar en lo largo y tedioso que sería mi abstemio tiempo en esta hermosa ciudad del nuevo mundo,  y entonces recordé que para toda ley existe una excepción. Me fui a lo que los habitantes llamaban la calle del estanco y ví pasar una especie de animal de cuatro patas bastante grande, algo dentro de mi hizo que fuera tras el.

Al final de una esquina el desapareció y me encontré con una imponente puerta de madera de cerezo con una aldaba en forma lobo que me sentí tentado a tocar. En ese instante se abre una rendija y unos ojos muy curiosos me analizan como buscando algo, luego de un momento se abre la puerta, no se que hacía falta para que me permitieran el paso, pero me alegraba mucho haber cumplido con sus expectativas.

Entro a lo que parece ser un Salón de juergas, habían personas con atuendos brillantes y otros con vestimentas un poco más humildes, pero a nadie le hacía falta el porte, es como si todos los que asistían a esta juerga tuvieran una sensación de felicidad o la obtuvieran gracias a una bebida que todos estaban consumiendo.

Aldaba en forma de Garibay, un demonio en forma de lobo que protegía a los mercaderes de la calle del estanco.

Se me acerca un hombre alto con una curiosa máscara de Búho y se presenta ante mi como Espeleta, me da la bienvenida al Estanco Mil Demonios y me ofrece el trago de la casa. Lo bebo y tengo una sensación sedosa en boca, se nota el arte de la destilación y que aunque tiene notas anisadas como es costumbre también es cítrico y herbal, luego de haber bebido un par comencé a sentirme como todos los asistentes de la juerga, feliz y con clase.

Espeleta era el encargado de este Menjurje, el mismo que mientras brindaba conmigo pronunció las palabras que harían de esa noche una inolvidable, “Libera tus demonios” me dijo y de repente entendí de que iba aquella noche, era una especie de ritual donde todos podían ser, y por un momento del día el tiempo y la sociedad se detenía  para dar paso a una juerga inolvidable.

Boceto del Fraile Espeleta.

Al otro día en la mañana quise volver para saber un poco más de este elixir y ya no había rastro del lugar, la gran puerta de cerezo ahora era una pared de ladrillos, entonces todas las noches salía esperando encontrar aquel animal que resultó ser un lobo llamado Garibay, que cuida a los mercaderes y es el guía de aquel estanco.”

Esta es una de las muchas historias de aquella época, y la que uso la primera marca de Aguardiente Ultra Premium de Colombia, Aguardiente Mil Demonios es un producto que quiere rescatar nuestra tradición y enseñarle al mundo con orgullo que nosotros así como Brasil con su Cachaza y Perú con el Pisco también tenemos un destilado digno de disfrutar.

Salud por nuestras raíces, y como decimos en Colombia:

”¡Pa’ Arriba, Pa’ Abajo, Pa’l Centro y Pa’ Adentro!”

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¡SALUD!

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1 comentario en «Espirituosos, Aguardiente y Demonios.»

  1. Woow, excelente historia, ahora sí no subestimare el aguardiente, es sin duda algo que pediré a cualquier sitio que vaya de nuestro bello país.gracias por está ilustración.

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